Una de arena...reflexiones de madre al final de un día de locos!!

Hoy tuve un día de locos. De acá para allá desde que me levanté a
hasta ahora...
A la hora de la cena estaba tan cansada que me la pasé gruñendo como un perro enojado, hasta que por fin, las nenas se fueron a dormir...
Y ahí pensé: ¿Qué hice yo para merecer esto?



¿Esto qué? pensé después...y ahí me dí cuenta.
Mientras levantaba los pedacitos de papel que Cathy dejó regados por el piso del comedor, ¿Qué hice yo para merecer esto?
Para merecer dos hijas sanas, con las que disfruto charlando, paseando por el shopping o dibujando tiradas en el piso. Y me dicen "¡Sos una genia! ¡Como dibujás!"
Y ahí sentí un gran alivio...tal vez no sepa ponerles límites, aconsejarles correctamente, marcarles la diferencia entre hacer las cosas rápido y hacerlas bien.
Lo más probable es que meta la pata todos los días,pero para ellas soy una genia...

Aprendemos a ser madres a los tumbos, con el método de "prueba y error", con la eventual ayuda de algún consejo de nuestras propias madres (que aprendieron de la misma manera, pero tiene más experiencia).
Queremos ser madres perfectas, y no sabemos si llegamos siquiera a la categoría de "buenas".

Vivimos como radares con patas tratando de captar señales emitidas por nuestros hijos que nos indiquen si estamos haciendo las cosas bien o no.

Existen momentos en que sentimos que el corazón nos va a explotar de felicidad por pavadas como ver que los hijos se las ingenian para jugar juntos sin pelearse, y de su habitación solo salen risas. O cuando nos hacen sentir que para ellos somos únicas, a pesar de que nos pasamos el día dándoles órdenes (andá a lavarte las manos, hacé la tarea, atate los cordones...) igual les gusta estar con nosotras!!!
¿Estarán locas mis hijas, que a pesar de todo eso, cada vez que me ven se les ilumina la carita?

No. Eso significa que algo bien habré hecho. O no?